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Esta imagen, se remonta a los años veinte del siglo anterior, en el que la colonia japonesa, como muestra de agradecimiento y a su vez, aprovechando la conmemoración del centenario de la declaración de la independencia del Perú, hizo entrega de un monumento del inca Manco Cápac, quien aún se encuentra en la plaza del mismo nombre, en el distrito de La Victoria de la ciudad de Lima. En ese entonces, el presidente de la República era Augusto B. Leguía, a quien se le hizo la entrega de este.
Fue decisión y acuerdo unánime de la Asociación japonesa de hacer la entrega de un monumento, cuyo personaje representara la unificación de ambas culturas, por lo que decidieron que fuere la emblemática imagen del fundador del Imperio del Tahuantinsuyo, ya que ambos países comparten la misma concepción del "Sol naciente". Dicho monujmento tuvo
un costo de alrededor de 113 500 soles. El responsable de la ejecución de la obra monumental, fue el escultor David Lozano.
La obra se llevó a cabo en la las inmediaciones de los cruces de las avenidas Santa Teresa y Grau, quien el día de hoy, la primera avenida mencionada, es más conocida como la Avenida Manco Cápac. La larga espera de la entrega de la obra final se hizo interminable, ya que, aproximadamente, pasaron cuatro años para que se efectúe la entrega de dicha donación. Ello se debió a diversos inconvenientes en el contrato inicial, por lo que se procedió a retrasar la fecha de inauguración de este.
Sakura Maru, que en español quiere decir "Navío de los cerezos", tuvo su prim
era misión, bajo ese nombre, en el año 1899, con el traslado de 790 japoneses para su posterior arribo en el puerto del Callao. Esta embarcación fue construida en el año 1887 por la fábrica Mausel de Escocia, originalmente llamado "Mogul", pero que años más tarde, pasó a ser propiedad de la Compañía Naviera Morioka y poteriormente, rebautizada con el nombre mencionado a comienzos de este artículo. Asimismo, se caracterizaba por poseer un imponente peso de 2953 toneladas y la conformación de su tripulación era netamente por japoneses, salvo el capitán, quien era de origen inglés. Su fin se remonta entre los años 1904 y 1905, al hundirse cuando este hizo incursión en una de las más sonadas guerras para los continentes asiático y europeo: la Guerra ruso-japonesa, que se desarrolló en Manchuria, al noreste de China. Aunque es preciso recalcar que si bien fue un lamentable episodio su pérdida, también, fue para una buena causa, ya que Japón salió victorioso en este tedioso enfrentamiento.
Sueños y travesías de jóvenes japoneses de arribar a un país andino quedaron plasmados en la historia de un día como el 3 de abril de 1899. Fecha en la cual se rememora como la llegada de los primeros inmigrantes japoneses al Perú,obviamente, sin opacar el medio de transporte por la que se pudo llevar a cabo este acontecimiento: el Sakura Maru. Ello debido al proceso de industrialización y a la sobrepoblación de la isla asiática, por lo que con distintos convenios entre ambos países es q
ue se llega a un acuerdo: la inmigración. Fueron 790 japoneses los que se unieron a este largo viaje con la esperanza de obtener en Perú, un trabajo con el cual pudieran sostenerse a sí mismos y a sus familias, mediante las remesas enviadas a su país de origen y así brindarles una mejor calidad de vida. De estos, solo arribaron y sobrevivieron durante su estancia en el nuevo país, 166 personas. Ello, debido a múltiples factores que influyeron hasta provocarles la muerte. Por otro lado, en la imagen del costado derecho se puede observar el acta donde se hace mención de algunos acuerdos y la partida, desde Yokohama, de los emigrantes hacia el destino objetivo, Perú.
A lo largo del desarrollo de este espacio, se espera dar a conocer la historia y el impacto que tuvo y ha tenido la inmigración japonesa en el Perú por medio de diversos artículos sobre distintos ámbitos de interés, todo en un solo lugar. Para ello, también se contarán con relatos, comentarios y expectativas de terceras personas con el fin de desarrollar este blog de una manera más amena en base a la preferencia y el gusto, tanto del público objetivo como por parte del autor.
Esta imagen, se remonta a los años veinte del siglo anterior, en el que la colonia japonesa, como muestra de agradecimiento y a su vez, aprovechando la conmemoración del centenario de la declaración de la independencia del Perú, hizo entrega de un monumento del inca Manco Cápac, quien aún se encuentra en la plaza del mismo nombre, en el distrito de La Victoria de la ciudad de Lima. En ese entonces, el presidente de la República era Augusto B. Leguía, a quien se le hizo la entrega de este.
un costo de alrededor de 113 500 soles. El responsable de la ejecución de la obra monumental, fue el escultor David Lozano.
